Por Coraima Ruiz Estrada
Estudiante de 4to año de la Facultad de Geografía, Universidad de La Habana
El clima de la Tierra cambia naturalmente con el tiempo, pero en la opinión de muchos expertos y estudiosos del tema, en la actualidad, este cambio ha dejado de ser natural debido a la actitud irresponsable e inconsciente del hombre.
La quema de combustibles fósiles por parte de las poblaciones humanas comenzó hace más de cien años, aumentando de manera progresiva con el paso del tiempo con el fin de satisfacer las necesidades energéticas que se presentan en la actualidad. Esta actividad libera a la atmósfera sustancias como metano, óxido nitroso y dióxido de carbono, las cuales atrapan calor para elevar la temperatura de la tierra por lo que son conocidas como gases de efecto invernadero. La Tierra necesita estos gases para ayudar a mantener la temperatura cálida para la vida de las plantas y los animales. Sin embargo, hoy en día los seres humanos liberan más gases que nunca, lo cual es una de las causas del cambio climático.
El cambio climático puede definirse como el aumento de la temperatura de la Tierra debido a la actividad humana por medio de emisiones de gases de efecto invernadero. El hombre con su acción cada vez mayor de quema de combustibles fósiles está aumentando la emisión de gases a la atmósfera, principalmente de CO2 , dando lugar a la ocurrencia de una serie de cambios, cuyo escenario no será únicamente la superficie terrestre, sino también los océanos.
Harrould y Savitz, (2009) sostienen que los océanos, antes de la llegada de la Revolución Industrial, mantenían un relativo equilibrio con la atmósfera, donde la cantidad de CO2 absorbido y emitido era prácticamente la misma. Sin embargo, con el paso de los años, los océanos absorben cada vez mayor cantidad de CO2..
El aumento de la acidez de los océanos se puede explicar porque luego de la absorción, el dióxido de carbono se disuelve en el agua de mar y al reaccionar da lugar a la formación de ácido carbónico (H2CO3), un ácido débil e inestable que se disocia en sus iones bicarbonato (HCO3–) e hidrógeno (H+), este último ion reacciona con los iones carbonatos (CO32-) que se encuentran en el océano, disminuyendo la disponibilidad del mismo. Este decrecimiento de iones CO32- trae igualmente como consecuencia la reducción de sus dos formas biológicamente activas: la calcita y la aragonita.
Luego, es fácilmente deducible que añadir más CO2 a la atmósfera trae como consecuencia un mayor aporte de iones (H+) el cual contribuye a reducir el pH del océano.
Es inmenso el daño que puede causar un aumento de la acidez en los océanos del mundo, muchos procesos fisiológicos y biológicos de las especies marinas se pueden afectar por tal suceso. Por ejemplo, las especies de calcificadores son aquellas que para fabricar sus conchas y esqueletos requieren de iones CO32- y calcio (Ca2+). Este último no constituye la sustancia limitante en este caso, ya que abundan en el océano, pero la cantidad de iones CO32- disponible es más escasa. La ya mencionada capacidad de calcificación es mayor cuando el pH es superior y por tanto exista una cierta saturación de iones CO32- en el agua, por lo que si se disminuye su concentración igualmente descenderá el crecimiento de tales especies. Entre las especies más inminentemente amenazadas están los corales, cangrejos, langostas, almejas y ostras.
Una disminución del pH implica una menor disponibilidad de iones carbonatos, lo cual sería sumamente perjudicial para los arrecifes de corales, ya que estos que necesitan de este ion para fabricar sus esqueletos, una menor concentración traería como consecuencias que los corales no pueden producir tanto aragonito como para espesar el esqueleto, continuarán creciendo hacia arriba pero el engrosamiento será menor, como resultado de esto, serán más susceptibles al daño de olas o ataques de organismos.
De acuerdo con The Nature Conservancy un estudio reciente sobre los corales demostró que las tasas de calcificación han disminuido en un 25 % en los últimos 50 años, siendo la acidificación de los océanos un factor contribuyente muy probable.
Otra de las especies que se puede ver afectada por este fenómeno y que juegan un papel fundamental en el crecimiento y la estabilización de los arrecifes de coral son las algas coralinas ya que las mismas construyen su esqueleto con calcita de magnesio.
La disminución de especies menos conocidas, como los pterópodos (pequeños caracoles marinos), tiene un efecto importante, ya que están conectados en gran medida a la red alimentaria del océano. Según OCEANA los pterópodos son una importante fuente de alimentación para muchos tipos de peces, ballenas y pájaros de las regiones polares y subpolares. Puesto que sus conchas están hechas con aragonito y se encuentran en las zonas más frías de las altas latitudes, que a su vez serían las primeras zonas más afectadas en cuanto a concentración de carbonato de calcio en volverse poco saturadas, los pterópodos podrían ser uno de los primeros calcificadores amenazados por la acidificación.
De lo anterior, se deduce que el fenómeno de la acidificación es prejudicial no solo para las especies y ecosistemas marinos sino también para el hombre. Los arrecifes de coral, por ejemplo, además de ser un importante atractivo turístico y generar grandes ingresos económicos para muchas comunidades costeras, son de gran utilidad igualmente en la protección de las costas contra posibles tsunamis y tormentas severas. Existen estudios que demuestran que las costas que presentan corrales sanos se encuentran mucho más protegidas que aquellas donde los corales presentan estrés o afectación alguna. Dañando a los corales se afectan colonias de miles de animales desde peces y moluscos a especies más grandes como tortugas y tiburones.
*Este trabajo ha sido presentado en formato Póster en la I Jornada Científica Estudiantil Virtual de la Facultad de Geografía de la Universidad de La Habana.
Encuentro con la Química 