Vicente Vérez Bencomo, creador de dulces victorias de la química cubana

Por Marianniz Díaz Hernández

Departamento de Inmunorregulación. Centro de Inmunología Molecular


En tiempos de ensayos clínicos de candidatos vacunales anti COVID-19 cubanos, donde además el ensayo SOBERANA-Pediatría es ya una realidad, Encuentro con la Química ha querido honrar a uno de los mayores artífices de la vacunología en Cuba. Recordamos, como siempre lo hace el profe, que todos los éxitos no son sino de equipo. Pero indudablemente la suya es una carrera que debemos revisitar siempre.


A mediados de 1970 Cuba sufrió una epidemia de la enfermedad meningocócica que fue controlada con la vacuna cubana VA-MENGOC BC. Sin embargo, aunque disminuyeron significativamente los casos de meningitis de origen meningocócico, se continuaron reportando casos provocados por H. influenzae en el período de 1993-1998. En aquellos momentos Cuba no podía permitirse una vacunación masiva importando una vacuna extranjera para controlar dicha enfermedad, por lo que se propuso la producción de una vacuna. En el 2003, la Universidad de La Habana en colaboración con un grupo de científicos canadienses, desarrolló la primera vacuna sintética del mundo dirigida contra H. influenzae tipo b, denominada QuimiHib.

Su característica fundamental era que el antígeno no se obtenía mediante la extracción de la bacteria sino por síntesis química. El núcleo del polisacárido se sintetizaba y luego se conjugaba al toxoide tetánico, logrando producir una respuesta inmune muy poderosa. Se demostró que esta vacuna con antígeno sintético es tan segura e inmunogénica en humanos como vacunas ya autorizadas que incorporan el polisacárido nativo. Con un 99,7% de protección a largo plazo, QuimiHib fue registrada por el Centro Estatal de Control de Medicamentos de Cuba en noviembre del 2003 y tiene solicitud de patente en más de 40 países. Esta vacuna constituye un rotundo éxito de la química cubana, que demostró que el acceso a vacunas sintéticas basadas en carbohidratos complejos es factible y proporciona una estrategia alternativa en la lucha contra las infecciones. La patente de esta vacuna recibió la Medalla de Oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual y el Premio en la Categoría Salud del Museo para la Innovación de San José, California.

Estructura de la vacuna QuimiHib disponible comercialmente.

La figura principal detrás de este gran logro de la ciencia cubana fue Vicente Guillermo Vérez Bencomo, un químico cubano con una trayectoria reconocida a nivel nacional e internacional. Nació el 25 de junio de 1953 en la ciudad de La Habana y se graduó de Ingeniería Química en el Instituto “Lomonosov” de Moscú. En 1984 inauguró el Laboratorio de Carbohidratos, asumió su dirección, y la del grupo de Síntesis Química del Centro Nacional de Biopreparados, fusionándolos en 1990 en el Laboratorio de Antígenos Sintéticos de la Facultad de Química de la Universidad de la Habana. En el 2008, este laboratorio se unió al Centro de Química Farmacéutica (CQF) y se creó el Centro de Química Biomolecular (CQB), y se convirtió en su director. En el 2015 el CQB pasó a integrarse al Instituto Finlay de Vacunas y actualmente es el director general del mismo.

Vicente en el otrora Laboratorio de Antígenos Sintéticos en la Facultad de Química de la Universidad de la Habana

Dirigió el colectivo que desarrolló el antígeno sintético para el diagnóstico precoz de la lepra que se emplea desde 1986 en el sistema ultramicro-analítico para el diagnóstico de esta enfermedad, tanto en Cuba como en otros países. También dirigió la obtención del antígeno sintético del grupo sanguíneo humano B y posteriormente, el anticuerpo monoclonal que actualmente se produce por el laboratorio LABEX de Santiago de Cuba para los bancos de sangre del país. El Doctor Vérez, además, es el autor principal de Quimi-Vio, una vacuna eficaz contra neumococos, agente patógeno causante principal de neumonía y meningitis bacteriana en los infantes. Esta vacuna está compuesta por los polisacáridos de los siete serotipos de mayor incidencia y circulación en Cuba (1, 5, 6B, 14, 18C, 19F y 23F), todos conjugados al Toxoide Tetánico (TT). Esta vacuna, con siete antígenos de la bacteria, constituyó un reto para la química y es el producto vacunal más complejo desarrollado por el sistema biotecnológico cubano.

Su trabajo ha sido reconocido en múltiples ocasiones, por lo que ha recibido el Premio Especial del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente al Resultado de mayor Relevancia Científica  en 1999 y en 2004, en 1995 la Orden Carlos J. Finlay del Consejo de Estado, y en 1996 y 2003 la distinción Especial que otorga el Ministro de Educación Superior. Ha sido seleccionado Vanguardia Nacional del Sindicato de la Ciencia en múltiples ocasiones. Ha alcanzado Premios Nacionales a los resultados Científico -Técnicos de la Academia de Ciencias de Cuba, premios al Resultado que refleja el avance de Mayor Trascendencia y Originalidad de la Universidad de La Habana, el Premio Nacional de Química en el 2006 y en el 2015 recibió la condecoración con la Orden Caballero de la Legión de Honor, que es la más conocida e importante de las distinciones francesas que se concede a hombres y mujeres por méritos extraordinarios. Además, es Doctor Honoris Causa de la Universidad canadiense de Quebec en Montreal y miembro de la Academia de Ciencias de Cuba.

Actualmente Vérez Bencomo lidera los proyectos del Instituto Finlay para el desarrollo de candidatos vacunales contra la COVID-19. Ante el incremento de los casos provocados por el coronavirus en Cuba, el gobierno cubano decidió crear su propia vacuna para hacer frente a la pandemia y una vez más Vicente dio el paso al frente. La estrategia cubana para producir grandes cantidades de vacunas anti COVID-19 se basó en el empleo de la plataforma tecnológica de vacunas de subunidades existente en el Instituto Finlay para las vacunas QuimiHib y VA-MENGOC-BC. En colaboración con varios centros de BioCubaFarma, el Finlay desarrolla tres candidatos vacunales Soberana 01, 02 y Plus. Estos candidatos emplean como antígeno el RBD (Receptor Binding Domain), sitio de unión del virus SARS-CoV-2 al receptor en la célula hospedera del organismo (receptores de ACE2 en células humanas).

El candidato Soberana 01, además del antígeno RBD contiene antígenos de membrana del meningococo serotipo B; Soberana 02 contiene la proteína RBD conjugada covalentemente al toxoide tetánico y Soberana Plus, está basada en subunidades de la proteína RBD expresada en forma dimérica. Soberana 02 se distingue del resto de las vacunas del mundo, ya que es la única vacuna conjugada contra la COVID-19 y además, resalta la importancia de la química en las vacunas modernas. Este candidato vacunal tiene la capacidad de despertar no solo una respuesta de tipo B, o sea, anticuerpos, sino también una respuesta de tipo T, citotóxica. Estas dos respuestas le confieren la posibilidad de mayor nivel de eficacia.

Candidatos vacunales Soberana 01, Soberana 02 y Soberana Plus, desarrollados por el Instituto Finlay de Vacunas

La aprobación de estos candidatos vacunales podría convertir a Cuba en el primer país de América Latina en crear y producir su propia vacuna contra la COVID-19, y Vicente colocaría una vez más el nombre de la química cubana bien alto.

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