Editorial: A lomos de la COVID-19

A lomos de la COVID-19, ya declarada enfermedad endémica por la Organización Mundial de la Salud anda esta humanidad que habiendo dicho basta, aún no ha echado andar en lo concerniente a una de las epidemias más mortíferas que haya tenido que enfrentar en su historia.

Las vacunas, las medidas, los esfuerzos de los científicos, todo ha sido poco por la enorme capacidad de la enfermedad de mutar en nuevas variedades cada vez más contagiosas, aunque algo menos mortales. Pero las desigualdades que conviven en nuestro hermoso y único planeta azul, no permiten que hayamos ni siquiera hecho un rasguño en su poderosa maquinaria de transmisión.

Y aquí sentados sobre estas crueles y solitarias páginas en blanco, seguimos intentando llevarles, desde nuestra tristeza de seres humanos perdiendo a diario congéneres, y diría más compatriotas, y mucho más aún, familiares, a como de lugar, nuestro viejo legado de que la ciencia es quizás la única arma veraz y eficiente contra la endemia pero lo dicho, nada es, si no la maneja la conciencia, esa que nos dicta cuidarnos, más que nunca, para que haya un mañana.

Una mañana donde nuestros nietos lean estas páginas que desde casa les regalamos cada cuatrimestre con la mayor satisfacción y el mejor de los deseos de aterrizarle la ciencia, de enseñarles que este mundo difícil, temido y odiado, es hermoso, motivador y complaciente cuando de nuestras manos pueden salir las soluciones a los problemas que enfrenta la humanidad.

Da igual que regresemos a los elixires químicos de culturas ancestrales como la china, o que los hagamos a través de los recuerdos del profe Nieto sobre dos de los químicos claves del siglo XX cubano o de las palabras de Vicente, con todo el respeto de que los que siempre le conocimos así a pesar de ser uno de los autores principales de la única vacuna sintética contra el Haemophilus influenzae tipo b y de nuestras Soberanas vacunas. O de la remembranza sobre Maya Chávez un ícono de la enseñanza de la Biología en Cuba, esa que nos enseña a amar los corales que pueblan nuestros mares en peligro de acidificación y de los inicios de la fitoterapia en Cuba de la mano de Juan Tomás Roig. La semblanza de los Premios Nacionales de Química en etapa de pandemia, que aún les debíamos y que como muestra de respeto hacia la labor de tan prestigiosos científicos y estudiantes les mostramos cierran las páginas de este número que pretende como siempre enseñar sin pretender.

Recuerden cuidarse, la mejor vacuna siempre ha existido, nuestra propia responsabilidad social, cumpliendo las medidas y normativas establecidas para evitar la propagación. Es la única garantía de que nosotros sigamos escribiendo y ustedes leyéndonos. Hasta la próxima.

Dr. Gastón Fuentes

Editor

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