And the Nobel goes to…*

Un breve recorrido por la historia de la Familia Real de la Ciencia

* Y el Nobel es para …. En la anatemizada y vilipendiada ceremonia de los Oscar, que cada año celebra la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos, los presentadores e invitados de la Gala siempre anuncian al ganador de cada categoría con la frase: And the Oscar goes to...


Por Yadira Hervis1 y Gastón Fuentes2,3

1 Laboratorio de Biomoléculas (LBM), Universidad de La Sorbona, París, Francia

2 Centro de Biomateriales, Universidad de La Habana, Cuba

3 Centro Médico de la Universidad de Leiden, Países Bajos


«La señora Curie es, de todos los seres célebres, el único que la gloria no ha corrompido.«

Albert Einstein

«Nunca veo lo que se ha hecho; solo veo lo que queda por hacer.«

Marie Curie


INTRODUCCIÓN

Si la meritocracia científica se tuviera en cuenta, si fuésemos a encumbrar un apellido y otorgar realezas por el servicio a la Humanidad desde nuestra trinchera, la ciencia, creemos que nadie dudaría en gritar a viva voz el apellido Curie. La grandeza humana de los fundadores del linaje Curie y de sus posteriores generaciones son el vivo ejemplo de la entrega a un ideal y a un camino, sin esperar a cambio absolutamente nada. Y esa pequeña historia es la que queremos contarles a nuestros lectores. La epopeya de cuatro generaciones de la familia Curie, la más galardonada con el premio Nobel, el Óscar de las Ciencias entregado anualmente por la Real Academia Sueca en las especialidades de Química, Física, Medicina, Literatura y de la Paz desde 1901 por expresa y última voluntad de Alfred Nobel, el inventor de la dinamita. Desde 1968, se entrega también el premio Nobel de Economía en convenio con el Banco de Suecia, el banco central más antiguo del mundo (más de 350 años).

Aunque para ser justos, el apellido Curie viene asociado a la ciencia desde dos generaciones antes de Pierre, hijo y nieto de médicos franceses, la verdadera connotación comienza con el destacado físico francés que junto a su hermano Jacques (1855-1941), también físico, descubrió la piezoelectricidad cuando comprimían unos cristales de cuarzo. Los hermanos observaron una diferencia de potencial y la aparición de cargas superficiales debido a una polarización eléctrica del material. Juntos inventaron el electroscopio, instrumento fundamental para las posteriores investigaciones de Pierre, enunciaron la ley de Curie (la susceptibilidad magnética de un material es inversamente proporcional a la temperatura a la que es sometido) y descubrieron la Temperatura o Punto de Curie (temperatura por encima de la cual un cuerpo ferromagnético pierde su magnetismo, comportándose como un material puramente paramagnético). Y todo eso antes de conocer a Marie, que fue el mástil que llevó su apellido al Olimpo de las Ciencias (desde el punto de vista científico y maternal), dando continuidad más relevante a su ya ilustre dinastía (Fig. 1).

Figura 1. Árbol genealógico de las cuatro generaciones de la familia Curie mencionadas en este artículo. Las seis medallas Nobel, tres de Química (Marie, Irene y Frederic), dos de Física (Pierre y Marie) y uno de la Paz (Henry) se muestran al lado de sus respectivos ganadores.
Figura 2. A la izquierda, el Panteón Nacional, monumento neoclásico en el centro del Barrio Latino de París, donde Pierre y Marie Curie comparten camposanto (a propuesta del expresidente francés François Mitterand) con nombres tan ilustres como Voltaire, Víctor Hugo, Rousseau, Monet, Emile Zola, Sadi Carnot y Alejandro Dumas, entre otros. A la derecha, los autores posan en la sede del Instituto Curie, específicamente del Instituto del Radio fundado por Madame Curie en 1921, hoy en día Museo Curie y edificio fundacional del centro de investigaciones dedicado a la biofísica, biología celular, oncología, radiobiología y un hospital especializado en el tratamiento del cáncer

Este flechazo sentimental y científico ocurrió poco después de que Marie Curie terminara sus estudios de Física y de Matemáticas en la Universidad de La Sorbona en París, siendo la primera y la segunda de su promoción, respectivamente. Su educación universitaria fue financiada por la Fundación Alexandrovich que le otorgó 600 rublos mensuales por año y medio, una fortuna para la época. Fue en 1894, cuando se encuentran por primera vez Pierre y Marie en casa de Kowalski, un físico polaco residente en París que los había invitado a ambos a cenar. La propia Marie confesaría años más tarde:

Tras ese primer encuentro, [Pierre] manifestó su deseo de verme de nuevo y de continuar nuestra conversación de aquella tarde sobre temas científicos y sociales, en los que tanto él como yo estábamos interesados y sobre los que parecíamos tener opiniones similares”.

Más tarde, recordaba:

El hecho de que Pierre comprenda lo que significa la Ciencia para mí me llega al alma mucho más que cualquier conversación amorosa”.

Esto lo dijo una mujer que se desmayó en más de una ocasión por estudiar constantemente en una buhardilla fría y alimentarse a base de pan, mantequilla y té durante sus dos años de estudios universitarios. Si eso no es entrega entonces Einstein tenía razón cuando le escribió a su futura esposa Elsa Löwenthal, el 11 de agosto de 1913:

Marie Curie es muy inteligente, pero tiene el alma de un arenque, lo que significa que en ella están ausentes todos los sentimientos de alegría y de tristeza”.

Pero no es así, ahí el genio de Ulm se equivocó.

LA FAMILIA CURIE. La Familia Real de la Ciencia

Pierre Currie (París, 15 de mayo de 1859 – París, 19 de abril de 1906)
Figura 3. Pierre Curie en la época que conoció a su esposa Marie.

Hijo y nieto de médicos, tenía el bichito de la genialidad dándole vueltas desde chico. Su padre, un eminente especialista en el París de la época lo educó en casa en los primeros años escolares pues pensaba que esta vía era más adecuada para desarrollar sus capacidades intelectuales y personales. A la edad de dieciséis años ya demostraba un profundo interés por las matemáticas y tenía especial facilidad en el aprendizaje de la geometría espacial, lo cual le fue de utilidad en sus estudios sobre cristalografía matriculando en la Facultad de Ciencias de la Sorbona. En 1878, con dieciocho años, obtuvo su Licenciatura en Ciencias, equivalente a un máster en la actualidad, sin poder comenzar sus estudios de doctorado por escasez de recursos económicos y pasando a trabajar en un insuficientemente remunerado puesto como asistente de laboratorio en La Sorbona.

Como ya comentamos al inicio de este artículo, con tan solo 21 años, junto a su hermano mayor Jacques de 24 años, descubre el efecto piezoeléctrico y apenas un lustro después el efecto contrario, demostrando la reversibilidad del fenómeno. Su afán científico lo llevó a enunciar el Principio Universal de Simetría (las simetrías presentes en las causas de un fenómeno físico también se encuentran en sus consecuencias), tan temprano como en 1894. En este mismo año defiende su doctorado basado en investigaciones sobre el efecto de la temperatura sobre el magnetismo, conocido hoy como la Ley de Curie. Realizó sus estudios bajo la dirección de Gabriel Lipmann (1845-1921), por cierto, Premio Nobel de Física de 1908 por su método de reproducción de los colores en fotografía basado en el fenómeno de la interferencia, el origen de la fotografía actual a color. ¡Hasta su tutor doctoral fue un Premio Nobel! Un año después, en 1895, Pierre se casa con Marie y comienza esta preciosa historia de amor infinito y ciencia.

Aprovechando los conocimientos de Pierre sobre magnetismo y los para entonces recientes descubrimientos sobre la radiactividad espontánea del uranio por Antoine Henri Becquerel (1852-1908), miembro de otra saga familiar de cuatro generaciones de ilustres científicos franceses, desarrollan juntos una serie importantes de trabajos sobre la radiación que les merece el Premio Nobel en 1903. Los 70 000 francos en oro recibidos, los utilizaron en ampliar su laboratorio y contratar un ayudante, un joven químico llamado André Debierne, descubridor del actinio en 1899, el elemento radiactivo que da nombre a una de las series de la Tabla Periódica.

También en 1903 recibió junto a su esposa la Medalla Davy de la Royal Society de Londres. En 1910 el Congreso de Radiología aprobó nombrar curio a la unidad de la actividad radiactiva (3,7×1010 desintegraciones por segundo). En su honor, así como en el de Marie, el asteroide (7000) Curie, descubierto el 6 de noviembre de 1939 por Fernand Rigaux, recibe dicho nombre. Igualmente, un elemento sintético descubierto en 1944, el curio (Cm), así como los cráteres Curie en la Luna y Marte.

Si alguien piensa que Pierre Curie y su esposa Marie no merecen estos reconocimientos, les dejamos con estas palabras publicadas por Marie en sus Notas Autobiográficas de 1921 acerca de cómo pensaban ambos acerca de la ciencia y la sociedad:

Al renunciar a la explotación de nuestro descubrimiento, hemos renunciado a la fortuna que habría podido, en nuestra opinión, ser transmitida a nuestros hijos. A menudo, he tenido que defender nuestras ideas ante nuestros amigos que pretendían, no sin razón válida, que si hubiéramos garantizado nuestros derechos, hubiéramos logrado los recursos financieros necesarios para crear un Instituto del Radio satisfactorio. Pero sigo convencida de que teníamos razón para hacerlo así. La humanidad ciertamente necesita hombres prácticos que saquen el máximo provecho de su trabajo sin olvidar el bien general, salvaguardando sus propios intereses. Pero también necesita soñadores, para que los resultados desinteresados de una empresa sean tan apasionantes que les resulte imposible dedicar su atención a sus propios beneficios materiales. Puede ser que estos soñadores no merezcan la riqueza: sin embargo, una sociedad bien organizada deberá asegurar a sus trabajadores los medios eficaces para llevar a cabo su tarea con una vida liberada de preocupaciones materiales y libremente consagrada al servicio de la investigación científica.«

Pierre fallece atropellado por un camión cargado de 4 000 kg de material militar en la calle Dauphine de París una mañana lluviosa de 1906, dejando a su esposa completamente desolada.

Maria Salomea Sklodowska-Curie (Varsovia, 7 de noviembre de 1867 – Alta Saboya, 4 de julio de 1934)
Figura 4. Marie Curie, la más grande entre las grandes. Madre, mujer, científica, enfermera voluntaria, profesora, activista, patriota. Lo que le faltó por hacer, las mujeres de su época no podían hacerlo. Y en todo lo que hizo fue, no solo pionera, sino sencillamente extraordinaria.

Marie proviene de una familia dedicada a la enseñanza, una familia de maestros, lo que dice todo acerca de su infancia. Su padre, Wladyslaw Sklodowski, era un hombre amante de la cultura y la ciencia, y trabajaba como maestro de escuela dando clases de Física y Matemáticas pues los rusos le habían invalidado su título universitario. La madre de Marie, Bronislawa Boguska, dirigía el mejor colegio de la capital polaca. En la época en que nació Marie, Polonia estaba invadida por los rusos y repartida entre estos (Este), Prusia (Oeste) y el imperio Austro-húngaro (Sur-sureste). Era un país humillado al que Chopin había dedicado sus polonesas y al que los invasores castigaban sin clemencia. Marie fue la quinta hija, después de tres chicas y un chico, de una familia cuyos antepasados venían de la aristocracia rural.

A las dificultades propias de la ocupación se añadió pronto un grave problema familiar: poco después de nacer Marie, su madre enfermó de tuberculosis y prefirió evitar al máximo los abrazos y los mimos con sus hijos, especialmente con Marie, la más chica en ese momento, para no contagiarla. Ella siempre iba impecablemente arreglada y disimulaba su enfermedad, pero usaba su propia vajilla y se había prohibido toda manifestación de ternura que implicase el contacto físico. Este trato dejó huella en la niña, que creció sin el calor materno, lo que quizá tuvo algo que ver con su falta perpetua de sonrisa y ese gesto de acero que mostró a lo largo de su vida. Por suerte, su hermana mayor, Bronia (homónima de su madre), era muy cariñosa con ella, acunaba sus llantos y compartía sus problemas infantiles. Su padre había sido expulsado de su puesto de subinspector bajo el pretexto de haber alentado la rebeldía política entre sus alumnos, lo que empeoró su situación económica. Para colmo de males, su padre había confiado sus ahorros a un cuñado que los perdió especulando con ellos. Finalmente, en 1878 fallece la mayor de sus hermanas, Sofie, a causa de tifus y su madre, cuando solo tenía 11 años.

La joven Marie fue una niña precoz que a los 4 años sabía leer a la perfección. Sus padres, prudentes, intentan en vano esconderle las obras eruditas para que no “estropeen” su joven cerebro y para preservar algo de inocencia en ella, pero la niña observaba embelesada los tubos de ensayo y el material de ciencias físicas de su padre. En el colegio tuvo muy claro lo que le interesaba, se concentraba a fondo en el estudio e ignoraba por completo las bromas que le hacían sus compañeras de aula. Además de las asignaturas oficiales, Marie aprendió francés e inglés, y también asistía a clases de polaco e historia de Polonia, que eran clandestinas. Todo lo polaco estaba considerado subversivo y quien lo practicase se arriesgaba a recibir un trato despiadado. A pesar de todo, hizo sus estudios en un año menos de lo normal y fue distinguida con la Medalla de Oro al graduarse en el Liceo Ruso de Varsovia, en 1883.

Una vez terminados sus estudios pacta con su fiel cuidadora, su hermana Bronia, para estudiar las dos en París. Primero la mayor estudiaría Medicina ayudada económicamente por ella y su padre, y luego Bronia, ayudaría a Marie a instalarse en París para estudiar Física. Ya en esos años despuntaba la grandeza de Marie Curie. Participó activamente en la Universidad Volante, una universidad ilegal y clandestina que funcionó en Varsovia entre 1885 y 1905. En ella, los jóvenes polacos eran educados en su propia lengua dentro de la formación académica de la cultura y tradición nacionales. Tiempos prolijos para Marie que mantenía su mente ocupada en el laboratorio de su primo materno Józef Jerzy Boguski (1853–1933), profesor de la Universidad Politécnica de Varsovia y alumno de Mendeléyev (creador de la Tabla Periódica de elementos). En esta etapa, trabajó además como institutriz en dos casas adineradas. En una de ellas se enamoró del hijo mayor, Kasimierz, estudiante de Matemáticas en la Universidad de Varsovia. Los suegros se opusieron a esta relación y esto fue lo que hizo que Marie, con el corazón destrozado, diera el salto definitivo a París en octubre de 1891, matriculando la carrera de Física en La Sorbona con la ayuda de su hermana y su cuñado, ambos médicos establecidos. Después de los éxitos estudiantiles en medio de condiciones paupérrimas ya narradas anteriormente, un año después de la mencionada cena en casa de Kowalski, Pierre y Marie se casan en París. Su viaje de novios fue recorrer Francia en bicicleta donde llegaron a conocer a la familia de Pierre que la admiró enseguida por su “inteligencia masculina”.

El mismo año del casamiento (1895), Wilhelm Conrad Röntgen (1845-1923, Nobel de Física en 1901) descubre los rayos X. Al año siguiente, Becquerel descubre accidentalmente la radiactividad espontánea o natural mientras investigaba la fosforescencia de las sales de uranio. El 12 de septiembre de 1897, nació Irene, primera hija de los esposos Curie, quien seguiría la vocación de sus padres, y tres meses más tarde Marie inició el estudio de las radiaciones de las sales de uranio bajo la supervisión de Becquerel. Esta rápida visita a lo que fueron esos dos años de la vida de Madame Curie nos pone en el punto exacto donde comienza a gestarse su grandeza científica.

Pierre no pudo colaborar realmente con su esposa hasta que no pudo contratarla como asistente en su laboratorio una vez obtenida la cátedra de Física. Tuvo la caballerosidad y bonhomía de abandonar todos sus proyectos cuando Marie supone que la radiactividad espontánea de las sales de uranio es una propiedad atómica, y por tanto, otros cuerpos deben manifestarla. Con la ayuda de Pierre a tiempo completo descubrió que el torio (Th) también tenía radiactividad espontánea. Después de meses de intensa investigación descubren que en la pechblenda (variedad masiva e impura de la uraninita) existe esa radiación espontánea y al comparar con el uranio puro, notaron diferencias. Veían al microscopio las sustancias, pero no podían ni aislarlas ni caracterizarlas. Eran apenas trazas en la pechblenda. El gobierno austríaco le dona una tonelada de residuos del mineral que la propia Marie procesa en un cobertizo donado por la escuela de Física hasta obtener finalmente apenas unos decigramos a partir de los cuales logra demostrar primero la existencia del polonio (Po, nombrado así en honor a su país natal) y luego la del radio (Ra, del latín radius, rayo). A este último le calculó el peso atómico (225.93 u) cuando su valor real es de 226.0254 u… ¡simplemente genial!

Unos días después de estos descubrimientos, el 25 de junio de 1903, Marie Curie defiende su doctorado con la tesis titulada “Investigaciones sobre elementos radiactivos” frente a un tribunal encabezado por Lippmann, su primer mentor en la Física y tutor doctoral también de su esposo Pierre, junto a Boury y Moissan . La tesis fue evaluada como “Muy honorable” por el distinguido tribunal. Apenas seis meses después, le fue otorgado el Premio Nobel de Física de 1903 junto a su esposo y Becquerel por el descubrimiento y el trabajo pionero en el campo de la radiactividad espontánea y los fenómenos de irradiación.

Un trienio después enviuda, quedando en una situación difícil y con dos niñas pequeñas. Pero la ayuda de su suegro Eugene Curie, que vino a vivir con ellas y se ocupó de las niñas, le permitió seguir su trabajo porque como escribió en su autobiografía:

No podía olvidar, sin embargo, lo que mi esposo solía decir a veces, que, incluso desprovista de él, debía continuar mi trabajo”.

Y tanto lo hizo, y tan bien, que los reconocimientos caían a borbotones sobre una mujer que huía de los flashes tanto como se acercaba a las radiaciones: Cátedra de Física en 1908 sucediendo a su esposo, primera mujer profesora de La Sorbona, Premio Nobel de Química en 1911 por el descubrimiento del polonio y del radio, y las aplicaciones de estos materiales, invitada especial en el Reino Unido y los Estados Unidos. En este último país llegó a reunirse con el propio presidente Harding y recibió innumerables premios y distinciones. Se han hecho cuatro películas sobre su vida, con 7 nominaciones al Oscar. Hay un cráter en la Luna con su apellido de soltera, Sklodowska.

El espacio no nos permite seguir hablando de una mujer que sufrió hasta el escarnio público de una acusación de adulterio (con Paul Langevin, alumno de Pierre y abuelo de Michel, Fig. 1) que pudo haber afectado el otorgamiento del Nobel de 1911. Sin embargo, su grandeza y humildad estaban por encima de eso, fue a recoger el premio y dio una conferencia magistral. Por su sacrificio, la humanidad goza hoy de la radioterapia y el empleo seguro de los rayos X en el diagnóstico de enfermedades. De hecho, junto a su hija participó en la Primera Guerra Mundial como enfermera al crear unidades móviles de Rayos X para atender a los heridos, en la búsqueda de metrallas o lesiones internas. Es la primera mujer en la Historia en recibir un Premio Nobel, la primera persona que recibió dos y todavía la única que los ha recibido en diferentes especialidades científicas.

La única mujer que reposa en el Panteón de los Hombres Ilustres de París por méritos propios estuvo sobreexpuesta a elementos radiactivos desde 1898 y sospecha desde principios de los años veinte que estos son los responsables de sus problemas de salud. Sufre sobre todo problemas en los ojos y en los oídos y, a partir de 1923, se somete a varias operaciones, pero parece poco reticente a hablar sobre los peligros de la radiactividad. Esta última le provoca una leucemia y, cada vez más débil, ingresa en el sanatorio Sancellemoz de Passy, en el departamento francés de Alta Saboya, el 29 de junio de 1934. Fallece allí el 4 de julio entre grandes sufrimientos debido a bronquitis y gripes.

Irene Joliot-Curie (París, 12 de septiembre de 1897 – París, 17 de marzo de 1956)
Figura 5. Irene en las Navidades de 1924.

Ciertamente sin su apellido ilustre, no para ayudas, sino para allanar caminos con su feminismo silencioso, Irene no habría gozado de las oportunidades académicas y de investigación de que dispuso. Al mismo tiempo fue su boomerang personal porque la celebridad de su madre hizo que se pasaran por alto sus espectaculares contribuciones a la ciencia. Demostró desde la infancia su inteligencia y talento excepcional para las matemáticas lo que condicionó que con solo 10 años no hubieran maestros para darle clases, asistiendo entonces a su escuela particular con profesores de la talla de Marie Curie, Pierre Langevin y Jean Perrin. Después de finalizar sus estudios de secundaria en el Colegio de Sévigné, ingresó en la Universidad de La Sorbona en octubre de 1914 para estudiar Física y Matemáticas. Debido al estallido de la Primera Guerra Mundial, dejó La Sorbona en 1916 para trabajar como enfermera radióloga ayudando a su madre a salvar la vida de numerosos heridos de guerra. Por esta labor recibió la Medalla Militar al finalizar la guerra. En 1918 se unió a la plantilla del Instituto del Radio como asistente de su madre. Allí completa su tesis doctoral sobre los rayos alfa del polonio en 1925.

Frédéric Joliot, siguiendo la sugerencia de su mentor Paul Langevin, visitó el Instituto del Radio unos meses antes (diciembre de 1924) para encontrarse con Marie Curie quien lo convida a quedarse como uno de sus asistentes. Irene fue la encargada de enseñarle las técnicas necesarias para trabajar con la radiactividad. Frédéric e Irene se casan el 29 de octubre de 1926, en una ceremonia civil para unir dos seres con sumo interés en la ciencia, los deportes, el arte y la humanidad. Su hija Helene nació en 1927 y su hijo Pierre en 1932. Al igual que ya hiciera su madre, Irene supo combinar sus deberes familiares con su actividad científica, a pesar de que tanto ella como su marido dedicaban mucho tiempo a su trabajo en el laboratorio.

En 1934, los esposos Joliot-Curie resumieron su trabajo en un artículo titulado “Producción artificial de elementos radioactivos. Evidencia química de la transmutación de los elementos” donde demostraban por primera vez la creación de radioisótopos artificiales por bombardeo de boro, aluminio o magnesio con partículas alfa (núcleos de helio). Con el tiempo se pudo comprobar que cualquier elemento que presentara uno o más tipos estables de núcleos podía también presentar núcleos radiactivos. Este descubrimiento alteraría la forma de ver la tabla periódica y la relación entre los elementos químicos. La concentración y aislamiento de estos radioisótopos y su disponibilidad permitió su uso en medicina, investigación y en la fabricación de nuevas armas. Mucho antes de que la trascendencia de este descubrimiento pudiera ser completamente asimilada, los Joliot-Curie fueron galardonados con el Premio Nobel de Química (1935).

El sentido de la responsabilidad social de Irene la llevó a afiliarse al Partido Socialista en 1934 y al Comité de Vigilancia de Intelectuales Antifascistas en 1935. Fue miembro del Comité Nacional de la Unión de las Mujeres Francesas y del Consejo para la Paz Mundial. Al comenzar la Guerra Civil Española tomó partido por el gobierno legítimo de la República y en ese mismo año (1936) fue una de las tres mujeres que participaron en el gobierno del Frente Popular Francés. En 1937 obtuvo la cátedra en la Facultad de Ciencias de París creando en la familia la tradición. Como Subsecretaria de Estado (viceministra) de la Investigación Científica, y junto a su antiguo maestro Jean Perrin, estableció los cimientos de lo que más tarde sería el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS, de sus siglas en francés), la institución más importante de Europa y la tercera del mundo.

Irene fue nombrada en 1946 directora del Instituto del Radio y en 1948 asistió a la inauguración del primer reactor nuclear francés, que ponía fin al monopolio nuclear anglosajón. En abril de 1950, en pleno auge de la guerra fría, el entonces primer ministro Georges Bidault destituyó a Frédéric Joliot como Alto Comisionado de la Comisión de Energía Atómica. Unos meses más tarde (1951) Irene fue también destituida de la Comisión por sus simpatías hacia el comunismo. A partir de entonces los Joliot-Curie se dedicaron a su propio laboratorio, a la enseñanza y a la militancia en varios movimientos pacifistas. A pesar de la ligera mejora que la salud de Irene tuvo al final de la II Guerra Mundial gracias a la comercialización de antibióticos, su estado de salud se resiente. En 1955, diseña los planos de unos nuevos laboratorios de física nuclear en la Universidad de Orsay, al sur de París, donde equipos de científicos pudieran trabajar con grandes aceleradores de partículas con más espacio que en los laboratorios de París. A comienzos de 1956 fue enviada a las montañas, pero no mejoró. Ingresa luego en el Hospital Curie de París donde muere de leucemia.

Jean Frédéric Joliot-Curie (París, 19 de marzo de 1900 – París, 14 de agosto de 1958)
Figura 6. Frédéric Joliot-Curie, asistente de Marie Curie y esposo de Irene .

Jean Frédéric estudió en el Liceo Lakanal, donde destacó más por su actividad deportiva que académica. Los reveses en la economía familiar le obligaron a acudir a la escuela pública gratuita Lavoisier para preparar su ingreso en la Escuela de Física y Química Industrial de París, donde en 1923 obtendría el título de ingeniero con la calificación más alta de su promoción. Tras realizar su servicio militar, aceptó una beca de investigación y, siguiendo las recomendaciones de Paul Langevin, aceptó en 1925 un contrato de ayudante en el Instituto del Radio bajo la dirección de Marie Curie. El resto es historia conocida. Al mismo tiempo siguió estudiando para licenciarse en ciencias y trabajaba como profesor en la Escuela Charliat de Electricidad Industrial. Se licenció en ciencias en 1927 y consiguió el grado de Doctor en 1930 con una tesis sobre el estudio electroquímico de los radioelementos.

Observó junto a su esposa que en el proceso de bombardeo el átomo absorbía una partícula alfa a la vez que se producían protones y neutrones, e incluso positrones (la antipartícula del electrón). Los experimentos de los Joliot-Curie demostraban que los elementos utilizados como blanco seguían emitiendo positrones después de terminar el bombardeo, es decir, se comportaban como una sustancia radiactiva. El método del físico Enrico Fermi sobre el empleo de bombardeo de neutrones que condujo posteriormente a la fisión del uranio, es una extensión del procedimiento de los Joliot-Curie en el que se empleaban partículas alfa para obtener radioisótopos artificiales. Además del Nobel de Química de 1935, les fue concedida la medalla Bernard de la Universidad de Columbia en 1940. En 1937, Frédéric ocupó una cátedra en el Colegio de Francia. Preparó nuevas fuentes de radiación, supervisó la construcción de los aceleradores de Arcueil-Cachan y de Ivry, y del ciclotrón del Colegio de Francia, el segundo de Europa después del de la entonces Unión Soviética.

Frédéric Joliot-Curie fue desde 1934 militante del Partido Socialista; en 1935 se unió al Comité de Vigilancia de Intelectuales Antifascistas y en 1936 formó parte de la Liga de los Derechos del Hombre. Simpatizó con la República Española, como su esposa Irene, y tomó partido por el bando republicano. En junio de 1940 denunció la encarcelación de Paul Langevin por parte de las fuerzas de ocupación nazis.

En junio de 1941 formó parte del grupo fundador del Comité del Frente Nacional, una organización universitaria de resistencia de la que fue presidente en 1942. En la primavera de ese año, tras la ejecución del físico teórico J. Solomon, se afilió al Partido Comunista, llegando a formar parte del Comité Central en 1956. También creó una compañía industrial (Société d’Études des Applications des Radio-éléments Artificiels) que proveía de contratos de trabajo a científicos para impedir su traslado a Alemania. En mayo de 1944, Irene y sus hijos se refugian en Suiza ante la amenaza nazi, pero él se queda a vivir en París bajo el nombre de Jean Pierre Gaumont. Su laboratorio del Colegio de Francia fue sede de la producción y el almacenaje de explosivos durante la liberación de París. Por su actividad durante la ocupación militar obtuvo el grado de comandante de la Legión de Honor y fue condecorado con la Cruz de Guerra. Recibió, además, el Premio Stalin de la Paz en 1951.

Una vez liberada Francia, fue miembro de la Asamblea Consultiva Provisional (1944-1945). En 1944 fue elegido miembro de la Academia de las Ciencias y nombrado director del CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique, 1944-1946). En 1945 el general Charles De Gaulle autorizó a Joliot y al ministro de armamentos la creación de la Comisión de Energía Atómica (CEA), para facilitar la aplicación de los descubrimientos que quedaron ocultos en 1939 debido a la ascensión del nazismo en Europa. En 1946 fue nombrado representante francés en la Comisión de Energía Atómica de las Naciones Unidas (UNAEC). Sus esfuerzos culminaron con la construcción del primer reactor nuclear francés en 1948.

En mayo de 1953 tuvo su primer ataque de hepatitis y en 1955 padeció una fuerte recaída. Tras la muerte de Irene Curie en 1956, decidió terminar el proyecto de su esposa de construir unos laboratorios de física nuclear en la Universidad de Orsay. En septiembre de 1956 aceptó la cátedra que había dejado libre Irene, aunque conservó su cátedra en el Colegio de Francia. Poco antes de morir en 1958, pudo asistir al comienzo de las actividades de investigación en los nuevos laboratorios.

Henry Richardson Labouisse Jr. (New Orleans, 11 de febrero de 1904 – New York, 25 de marzo de 1987)
Figura 7. Henry Labouisse Jr, el Curie no-Curie, esposo de la escritora Eve Curie

Era el menor de los tres hijos de Henry R. Labouisse Sr. y Frances D. Huger; y por línea paterna la 3ra generación de tataranieto del científico anglo-estadounidense Joseph Priestley. Casado con Elizabeth Scriven Clark el 29 de junio de 1935; tuvo una hija, Anne, y enviuda en 1945. Labouisse se volvió a casar el 19 de noviembre de 1954 con Eve Curie, hija de los científicos Pierre y Marie Curie. Eve fue una escritora y periodista de renombre y autora de la biografía más reconocida de su madre. Se conocieron en 1951, mientras él formaba parte del personal de la Administración de Cooperación Económica (ECA) y ella era secretaria de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Labouisse obtuvo su Bachellor of Arts en la Universidad de Princeton en 1926 y se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard en 1929. Al año siguiente fue admitido en el Colegio de Abogados del Estado de Nueva York. Labouisse fue asociado y miembro del bufete de abogados de Nueva York Taylor, Blanc, Capron &Marsh, y de su bufete sucesor Mitchell, Taylor, Capron & Marsh, desde 1929 hasta 1941.

Cuando Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial, Labouisse eligió servir a su país aceptando un puesto en el Departamento de Estado. Comenzó allí en 1941 y fue ocupando diferentes puestos: subdirector de la División de Materiales de Defensa (1941), jefe de división (1943), subdirector de la Oficina de Coordinación Económica Exterior (1943), jefe de la División del hemisferio oriental (1944) y asistente especial del director de la Oficina de Asuntos Europeos (1944). A finales de ese año fue nombrado jefe de la misión de la Administración Económica Exterior en Francia y al mismo tiempo se desempeñó como ministro de Asuntos Económicos en la Embajada de Estados Unidos. Se convirtió en asistente especial del subsecretario de Estado, William L. Clayton, en 1945. Fue el tercer director del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (UNRWA) (1954-1958), director del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF)por varios años (1965-1979) y también miembro del Consejo de Relaciones Exteriores de la ONU. Fue embajador de Estados Unidos en Francia (1952-1954) y en Grecia (1962-1965). Labouisse fue el principal funcionario del Departamento de Estado de los Estados Unidos que se ocupó de la implementación del Plan Marshall en Europa.

En 1965, aceptó en nombre de la UNICEF el Premio Nobel de la Paz y se convirtió en uno de los cinco premios Nobel de la familia Curie. Hay un premio en su honor establecido en la Universidad de Princeton que se otorga a un estudiante de último año que se gradúa cada año. Labouisse falleció el 25 de marzo de 1987 a la edad de 83 años.

Los benjamines de la familia Curie

Hélène Langevin-Joliot (París, Francia, 17 de septiembre de 1927)

Se educó en el Instituto de Física Nuclear en Orsay, el laboratorio que fue creado por sus padres Irene y Frédéric Joliot-Curie. Se graduó de ingeniera en el Instituto Superior de Física y de Química Industrial de la ciudad de París (ParisTECH, 64ta promoción, 1949). Fue en dicha institución que sus abuelos, Pierre y Marie, descubrieron el radio y el polonio. Ella presentó su tesis doctoral en 1956. En la actualidad, Hélène es profesora de física nuclear en el Instituto de Física Nuclear en la Universidad La Sorbona de París y directora emérita de investigación del CNRS. También es conocida por su trabajo como promotora al alentar a las mujeres a seguir carreras en los campos científicos. Es miembro del comité asesor del gobierno francés y presidenta del Grupo Especial que otorga el premio Marie Curie a la excelencia, un premio otorgado a destacados investigadores europeos. Estuvo casada con Michel Langevin, nieto de Paul Langevin quien fuera ayudante de sus abuelos Pierre y Marie Curie. Su hijo, Yves, es astrofísico de renombre mundial.

Pierre Joliot-Curie(París, 12 de marzo de 1932)

Hermano menor de Hélène, es un biólogo francés; investigador desde 1956 del Instituto de Biología Físico-Química del CNRS. Antecedió a su hermana en la dirección de investigación del CNRS en 1974 y presidió su comité de ética (1998-2001). Fue director del departamento de Biología de la Escuela Normal Superior (ENS) de París (1987-1992) y presidente del Consejo Científico de la ENS de Lyon. Fue catedrático de bioenergética celular y es profesor emérito del Colegio de Francia y miembro de la Academia de Ciencias de Francia y de los Estados Unidos de América. Pierre es un científico muy reconocido en su país (Medalla de Oro del CNRS, 1982; Comendador de la Orden Nacional del Mérito, 2001; Gran Oficial de la Legión de Honor, 2012) y fuera de Francia (Premio del Comisariado de Energía Atómica, 1980; miembro de la Academia Europea, 1989; miembro de la Academia Europea de Ciencias, Artes y Letras, 1992). Su esposa, Anne Gricouroff, también es bióloga de profesión y con ella tuvo dos hijos: Marc Joliot, neurocientífico, y Alain Joliot, biólogo.

Yves Langevin(París, 25 de julio de 1951)

Se formó en la ENS de París hacia los años 70 y tiene dos doctorados, uno en la Universidad de Paris-Diderot (1975) y otro de la Universidad de Orsay (1978). Es un astrofísico especializado en el estudio del planeta Marte, que ha estudiado la mineralogía del planeta rojo y las posibles razones por las que su evolución y la de la Tierra han divergido rápidamente. Fue director del Instituto de Astrofísica Espacial de Orsay (IAS) y del Observatorio de Ciencias del Universo, ambos en la Universidad de Paris-Saclay. Ha sido subcampeón francés de go, juego conocido como el arte marcial de la mente (1971) y campeón por parejas de bridge (1998). Posee la medalla Runcorn-Florensky, el más alto reconocimiento de la Unión de Europea de Geociencias y un asteroide del principal cinturón, el 5290 Langevin, lleva su nombre.

Marc Joliot (París, 28 de julio de 1962)

Es investigador senior en imágenes biomédicas multimodales en la Comisión de Energía Atómica y de Energías alternativas de Francia (CEA). Después de recibir su doctorado en procesamiento de señales de RMN en 1991 en la Universidad de París, fundó el grupo de imágenes neurofuncionales (GIN) en la Universidad de Orsay junto a Bernard Mazoyer (Dir.) y Nathalie Tzourio-Mazoyer. El GIN fue el primer grupo francés en realizar un estudio de activación en tomografía por emisión de positrones (PET). De 1991 a 1992 ocupó un puesto postdoctoral y realizó investigaciones sobre las oscilaciones a 40 Hz con la técnica de magnetoencefalografía en el Departamento de Fisiología y Biofísica del Centro Médico de la Universidad de Nueva York. De 1993 a 1999 ocupó varios puestos de investigación en el Servicio Hospitalario Frédéric-Joliot situado en Orsay, realizando estudios en magnetoencefalografía, PET y técnicas de imagenología por resonancia magnética funcional (fMRI). En 2000 se convirtió en científico senior y se unió a la unidad de investigación CINAPS (Universidad de Caen, CNRS, CEA) en Caen, Francia, donde se centró en la imagenología multimodal electromagnética y hemodinámica. También ocupó el cargo de director técnico de la instalación de imágenes CYCERON (instalación equipada para PET, electroencefalograma (EEG), imagen por resonancia magnética (MRI)). De 2007 a 2010 dirigió un equipo de investigación que analizaba imágenes neurofuncionales durante el estado de reposo consciente. En 2011 se trasladó a Burdeos, a la unidad de investigación Universidad de Burdeos / CNRS / CEA, Francia para continuar las investigaciones sobre la conectividad intrínseca del estado de reposo.

Alain Joliot(París, 11 de marzo de 1964)

Es biólogo de formación especializado en Genética Molecular y Celular. Actualmente se desempeña como director de investigaciones para el CNRS en la unidad de Inmunidad y Cáncer del Instituto Curie. Luego de defender su doctorado en la Universidad de Paris-Saclay en 1992, estuvo un año en el Instituto Ludwig para la Investigación del Cáncer con una beca postdoctoral. A su regreso a Francia, se reincorpora al laboratorio del neurobiólogo Alain Prochiantz, su tutor doctoral y director del Colegio de Francia entre 2015-2019. Su mayor contribución científica ha sido la identificación del mecanismo de transferencia intercelular de una familia de factores de transcripción denominados homeoproteínas e implicados principalmente en el desarrollo embrionario. Este descubrimiento ha conllevado a la elaboración de nuevas estrategias para introducir moléculas de interés biológico en las células. En el 2000, crea su grupo de investigación y continúa trabajando con las homeoproteínas, específicamente en la caracterización de los mecanismos celulares responsables de la transferencia y las consecuencias funcionales de dicha transferencia intercelular in vivo, contribuyendo a la identificación de un modo de acción paracrina de estas proteínas. A comienzos del 2021 se une al equipo dirigido por Clotilde Théry en el Instituto Curie para estudiar un nuevo modo de comunicación intercelular basado en transferencia de vesículas entre las células.

CONCLUSIONES

Los autores prefieren que en un artículo como este que honra la entrega y el sacrificio a la ciencia en bien de la humanidad, las conclusiones salgan de una voz más autorizada que las nuestras, la de Louis Pasteur (1822-1895), coterráneo y contemporáneo de los Curie, matemático, físico, químico y bacteriólogo de renombre mundial, que obviamente no recibió el Nobel por los requisitos del Premio en sí. Estas palabras de Pasteur que usamos a modo de conclusión fueron también evocadas por Madame Curie en julio de 1914, cuando finalmente inauguran el pabellón Curie en el Instituto del Radio, ubicado hoy en la calle Pierre et Marie Curie, por acuerdo de la Universidad de La Sorbona y el Instituto Pasteur de París en atención a sus innegables méritos científicos y humanos.

«Si las conquistas útiles a la humanidad impresionan vuestro corazón; si estáis emocionados ante los efectos sorprendentes de la telegrafía eléctrica, del daguerrotipo, de la anestesia y de tantos otros descubrimientos admirables; si estáis celosos de la parte que vuestro país puede reivindicar en el agotamiento de las maravillas, interesaos, os lo encarezco, por estas moradas sagradas que se conocen con el expresivo nombre de laboratorios. Pedid que los multipliquen y los adornen. Son los templos del futuro, de la riqueza y del bienestar. Allí será donde la humanidad se engrandezca, se fortifique y se convierta en mejor. Allí aprenderá a leer en las obras de la naturaleza, obras de progreso y de armonía universal.»

No hay mejor conclusión ni mejor homenaje. Para nosotros, mujeres y hombres de ciencias, esas palabras resumen no solo la grandeza de quienes las pensaron o dijeron, sino la eterna lucha de siglos porque la ciencia ocupe el lugar cimero que merece en el desarrollo de la humanidad. No hubiéramos llegado hasta aquí sin ella. Es hora de tomar todo lo que la ciencia genera y parafraseando a Buzz Lightyear, irnos al infinito y más allá.

Bibliografía

  • Casado, María José. Las damas del laboratorio. Mujeres científicas en la historia. Debate, Madrid, 2006
  • Corral, Miguel G. Los Curie: la gran saga científica continúa en el siglo XXI. El Mundo (01/05/2014)
  • Curie, Eve. Madame Curie. Doubleday, Doran & Company, New York, 1939
  • Dutertre, Justine. Marie Curie. Las dos caras del descubrimiento de la radioactividad. 50minutos.es (online), Madrid, 2020
  • Emling, Shelley. Marie Curie and her daughters. The private lives of science’s first family. Palgrave McMillan. New York, 2013
  • Levi-Montalcini, Rita & Tripodi, Giuseppina. Las pioneras. Crítica, Barcelona, 2017
  • Román, Pascual. Marie Curie. Ciencia y humanidad. conCIENCIAS 2012, 9(1): 48-5

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